¿DE QUÉ GLORIARNOS?
Se trata de Él no de nosotros, no de crear un nombre debajo de este cielo azul, porque el Nombre sobre todo Nombre es Jesús. Nada de qué alardear, nada es nuestro, nada nos pertenece, todo es de Él. El mundo alardea de sus logros, de haber alcanzado sus sueños, sus ambiciones, sus metas; alardean de sus posesiones, de sus conocimientos y de todo lo demás. El creyente alardea de las horas que pasa en oración, de los estudios bíblicos que hace, de las horas que pasa frente a su Biblia, de los versículos que se sabe de memoria, de sus dones, de sus ministerios, de sus programas religiosos y de su “espiritualidad”. Pero, todo eso no es nada ante Aquel que lo es Todo, de Él es la fama, de Él es la honra, de Él es el renombre. Que nuestro único alarde sea la cruz del Señor, nada más. Que seamos emancipados por su cruz del deseo de tener fama, renombre entre nuestros hermanos, de desear algo para nosotros mismos, del deseo de alardear. El mundo debe estar muerto para nosotros, incluyendo el m