UNA MANDARINA ESTROPEADA
─ ¡Qué tonta! ─ me dije a mí misma cuando vi esa pequeña mandarina estropeada en la suela de mi zapato. No obstante, cuando le lancé agua para limpiarlo, esta mandarina exhaló un delicioso y penetrante aroma cítrico, a pesar de estar estropeada y haber sido arrastrada en el pasto del jardín. ¡Sopla tus vientos Señor sobre el huerto de mi vida, para que se desprendan todos los aromas en adoración a ti! Y cuando ellos soplan, nuestras vidas son trituradas como aquella mandarina en mi zapato. Dios no va a cambiar nuestras circunstancias, Dios va a permitir que a través de ellas exhalemos el perfume de Cristo. Los tratos de Dios no solo disminuirán cada vez más nuestro yo y le quitarán toda su fuerza, sino que aumentarán a Cristo, Él será perfeccionado en nosotros día tras día y el fruto de Su Espíritu será formado en nuestro corazón cada vez más. Dios nos tritura a través de cada circunstancia enviada soberanamente por su Espíritu Santo a nuestras vidas. Sean los vientos del norte ─Aqui