GUIADOS POR SU ESPÍRITU
Desde niña siempre fui muy disciplinada y organizada. Llevaba una agenda de todas mis labores diarias y cumplía mis propios horarios con rigor. Esto llegó a ser tan estresante con el paso de los años, que me causó mucha ansiedad y me irritaba si algo o alguien me sacaba de mi agenda y tenía que hacer algo diferente a lo ya programado para el día o la semana. Tanta era mi rigidez que la trasladé a mi relación con el Señor, a mi caminar diario con Él. Hasta que el Señor puso su dedo ahí ─ porque a Él nada se le pasa por alto ─, y comenzó a tratar esta área y sacudió mi rigidez como solo Él sabe hacerlo, con muchas circunstancias que agitan tu diario vivir. ¡Qué grandioso Dios tenemos, qué grandiosa vida hemos recibido! El Señor Jesús nunca siguió sus propias reglas ni métodos, su agenda era la agenda de Su Padre. “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre; porque todo lo que él hace, esto