LA LUCHA DE SANGRE 2 SAMUEL 12:20

Cuando la voluntad de Dios nos ha sido revelada, comienza la batalla por aceptarla, por encima de nuestras concepciones, de nuestra voluntad. En esta oportunidad le tocó a David, una lucha del corazón, siete días de oración y ayuno que se gastaron en una batalla por aceptar la voluntad de Dios. Y cuando murió su hijo por voluntad de Dios, se puso en pie con una serenidad absoluta, porque simplemente se había rendido, solo un hombre rendido completamente a la voluntad de Dios, puede aceptar con calma lo que viene de parte de Él.

La lucha de Jesús en el huerto de Getsemaní, fue una lucha de sangre, su sudor fue como grandes gotas de sangre, luchó en oración tres veces a causa de su intensa agonía ante la voluntad de Dios, pero cuando por fin se rindió por amor a Su Padre, les dijo "aquí estoy, soy yo el que buscan",  firme como una roca, tranquilo, sereno, puso Su rostro como un pedernal y fue a la cruz.

Solo a través de la cruz llegamos al final de nosotros mismos. El resistirnos prolonga la agonía, pero cuando nos rendimos y tomamos nuestra cruz, encontramos que solo a través de la muerte alcanzamos la victoria.

"...porque la paciencia os es necesaria, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa". Hebreos 10:36

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