¿DE QUÉ TEMEREMOS?

Sentada en la sala de espera de la clínica, en donde a mi madre le están haciendo una cirugía, escribo este artículo que el Señor trae a mi corazón. Estoy en el mismo lugar que hace 11 años Manolo batallaba con su cáncer y que mi vida estaba siendo triturada; Dios me trajo al mismo lugar y pude comprobar Su obra en mí, un aumento de Cristo y una disminución de mí misma. 

Este es el objetivo de Dios con cada uno de sus hijos en la adversidad. Un aumento de Cristo, es un aumento de la confianza y la fe en Él y una disminución de nosotros mismos, es una disminución en la confianza y la fe en nosotros mismos.

Muchos confían en Cristo para su salvación, pero en sí mismos para todo lo demás. 

La decepción y la desilusión son herramientas poderosas del Señor para lograr disminuirnos. Por eso nos desilusiona de nuestras propias fuerzas, de nuestros propios recursos y todo lo demás. 

El Señor Jesús fue contundente cuando dijo: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendreis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo" Juan 16: 33. 

Y cuando oró con toda la fuerza de su corazón, " no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" Juan 17:15. Qué palabra tan extraordinaria para nuestra fe cristiana. 

Cuánta oscuridad hubo el día que condenaron y mataron a Cristo, eso es maldad, eso es aflicción, eso es oscuridad a la N potencia, mataron a Dios; sin embargo, la oscuridad no pudo contra Su luz, Su luz se llevó todas las tinieblas, la muerte no pudo con el poder de Su vida, la tumba no pudo retenerlo; ¿pensamos que hay algo imposible para Dios, ¿que el poder de satanás lo es todo en este mundo?, ¿que nuestras circunstancias nos aplastarán?, no, mil veces no. 

Dios transforma lo oscuro, lo malo, lo muerto, en Vida, en Luz, pues Cristo es la Vida, Él es la Luz; toda iniquidad será arrancada, porque Cristo salió triunfante, en Él somos más que vencedores. Él todo lo puede, nosotros no. 

En la adversidad podemos buscar un enebro y querer morirnos, o huir y ser tragados por una ballena, pero Dios tiene un propósito eterno con nosotros, así que nos volverá a levantar, Él nos pondrá en pie. Él nos dará alas de águila. 

"... pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán". Isaías 40: 31

El mal no tiene la última palabra, Jesús está en el trono, Él es Señor, todos Sus enemigos serán puestos bajo Sus pies, incluyendo los reinos de este mundo y la misma muerte. ¿Por qué hemos de temer? , ¿de qué nos afanamos? 

Qué esta palabra transforme el camino para nosotros, Él reina y tiene el control de todas las cosas. Amén. 

Su amiga, Adriana Lelión 

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